Palabras de Sabiduría

“… las personas que se dedican a emprendimientos que tienen como objetivo un gran público, deben tener la sensibilidad de captar los cambios de la época, si no lo hacen, no lograrán acompañar el avance de los tiempos.”

Cómo mejorar nuestra “atmósfera” personal

Si intentamos emitir constantemente buenas vibraciones mentales, conseguiremos mejorar nuestra “atmósfera” personal. La “atmósfera” personal de un individuo no es algo que pueda ser cambiado en un sólo día o dos días. Esto porque es el resultado de las vibraciones mentales que continuamente han sido conservadas en la mente del individuo y dejaron marcas no solamente en su fisonomía como también en sus actitudes y en su forma de ser. La “atmósfera” personal varía mucho de un individuo para otro. Hay personas cuya “atmósfera” inspira afecto, amistad y confianza, otras cuya “atmósfera” llega a provocar hasta repulsión.

Por mas que una persona recurra a retoques superficiales como un cuidadoso maquillaje no conseguirá disimular su “atmósfera” personal, la cual como ya dije, es el resultado de la vibraciones de los pensamientos guardados continuamente. Voy a citar como ejemplo el caso narrado por el ya fallecido Sr. Sanzaburo de Kobayashi que, además de ser profesor del “Método Okada de Concentración Espiritual”, era también director general del Hospital Saisei de Kyoto. En una de las primeras partes del libro de su autoría que lleva por título El Milagro de la Vida, el cuenta lo siguiente: cierto día, un famoso fisionomista (aquel que adivina el carácter y el futuro de las personas por sus rasgos fisionómicos) se encontró con un conocido suyo, que era actor de teatro y quedó sorprendido al ver que la fisionomía de él presentaba trazos sombríos de individuo perverso, dando la impresión de estar a punto de sufrir alguna desgracia. El fisionomista pensó en mencionar eso a su amigo, pero receloso de causarle mucha preocupación, se contuvo. Cerca de 15 días después, los dos se encontraron nuevamente.

Esta vez, el fisionomista notó que su amigo actor estaba con una fisionomía extremadamente bondadosa, de persona bendecida por Dios. “Ahora que puedo decirle lo que percibí aquel día” – pensó y dijo al amigo: La última vez que nos encontramos, tenías una fisionomía sombría y maligna, y parecía que ibas a sufrir una desgracia. Pero ahora veo que estás con una fisionomía radiante, la de una persona bendecida por Dios. ¿Cuál es la causa de esa gran transformación? El amigo le respondió diciendo: El momento de nuestro último encuentro, estaba trabajando en una pieza en la cual interpretaba el papel de un villano llamado Harada Kai. Durante todo el tiempo en que trabajé en esa pieza, desempeñé ese papel con cuerpo y alma. Creo que fue por eso que en aquel momento estaba con la fisionomía sombría y maligna. Actualmente estoy interpretando el papel de Oishi Kuranossuke quien como sabes, fue un hombre bueno, leal y justo. Por eso el cambio que notaste en mi fisionomía.

En el caso que acabé de narrar, el sutil cambio de los trazos fisionómicos del artista fue notado por el amigo, porque era un fisionomista. Pero cuando una persona mantiene día tras día un determinado tipo de pensamiento, su fisionomía comienza a presentar cambios tan nítidos que hasta las personas sin noción de fisionomista podrán conocer su carácter. Por ejemplo, si un individuo mantiene constantemente pensamientos sombríos y malignos como los villanos de la literatura, cine o teatro, su fisionomía comenzará a hacerse tan sombría y maligna que cualquier persona notará que es un mal carácter. Por lo tanto, si queremos tener una fisionomía que repele las desgracias e infelicidades, debemos intentar siempre mantener pensamientos benignos y hacer con que una buena “atmósfera” emane de todo nuestro ser. La bondad beneficia a las personas a las cuales es dirigida pero beneficia más aún a las personas que la practican. Cuando emitimos ondas mentales de bondad, recibimos a cambio ondas mentales de felicidad, salud y crecimiento que se encuentran abundantemente en el universo. Gracias a eso, buenas ideas comenzarán a surgir en nuestra mente y seremos atraídos naturalmente hacia el camino de la felicidad y del éxito. Aquí está el porqué de la ley mental predicada por Seicho-No-Ie, “los buenos prosperan y los malos no prosperan”.

Tal vez haya quien piense así: “En este mundo hay mucha gente virtuosa cayendo en desgracia y mucha gente mala prosperando. Lo que Seicho-No-Ie predica es una mentira”. Quien piensa esto está engañado. De hecho existen muchas personas que, aunque sean correctas y virtuosas no consiguen vivir en armonía con los otros, no son aceptados por los demás personas a su alrededor y viven infelices. Pero ocurre que esas son personas de espíritu mezquino, dominadas por la “obsesión del bien”, intransigentes y tercas que juzgando que solo sus ideas son correctas, viven criticando a otros midiéndolos con su “vara de bien”. Personas así no son personas realmente buenas, por más correctas y virtuosas que parezcan ser. El comportamiento de ellos expresa la estrechez de su alma y su incapacidad de vivificar a los otros. Necesitamos comprender que la verdadera bondad debe ser, al mismo tiempo, profunda y amplia. Debemos saber que la verdadera bondad consiste en amar y vivificar al prójimo, con espíritu generoso, sin intentar medirlo con nuestra propia vara.

Del libro La Verdad de la Vida, Vol 29 -Masaharu Taniguchi

Páginas 157 a 159

Colaboración de Marcela Borja

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La Sagrada búsqueda y la peregrinación

De este modo, la humanidad inicia la sagrada búsqueda de Dios y la peregrinación para ir a Su encuentro. Algunos Lo descubren en el budismo, con el nombre de buda; otros en los actos de caridad y en el amor al prójimo, con el nombre de misericordia; otros Lo descubren en la iglesia e intentan entrar en contacto con Él por medio de oraciones hechas en ese recinto. En tanto, existen sectas religiosas en que la fe en Dios o en Buda se distorsiona debido a la influencia de la mente estrecha, exclusivista y dominadora de algunos padres, pastores o monjes que intimidan a los adeptos con palabras tales como: "Si abandonan esta iglesia (o este templo) podrán sucederles terribles desgracias como castigo de Dios (o Buda)". Así, los adeptos de esas sectas, en lugar de encontrar al Dios verdadero, son aprisionados por un "Dios amenazador" y terminan perdiendo la libertad. El Dios verdadero jamás intimida al hombre con amenazas y castigos. Si la persona cree en el castigo o en la venganza de Dios, es porque escogió mal el camino en la búsqueda de Dios.

(Taniguchi, Masaharu; Vivir Junto con Dios, Pág. 47).

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