
En el mismo capítulo, consta: “La mente que está en ilusión profunda da forma a su creencia y manifiesta una imagen falsa”. Es por esto que “hay espíritus que no tienen corazón y sufren de una enfermedad cardiaca”. En 1964, mi madre orientó a una vecina que tenía cáncer y que todos los días soñaba con su hermano que había fallecido de cáncer. En esa época, no había sutra en formato de libro como hoy, entonces mi madre le prestó el único libro La Verdad de la Vida, en el cual constaba, al final, la sutra Lluvia de néctar de la Verdad y le recomendó que le leyera la sutra al hermano durante algunos días.
Ya me han preguntado: “Si el hombre es hijo de Dios, perfecto, imagen y semejanza de Dios, no necesita recibir nada, ni siquiera oración después de morir, ¿no es cierto?”
Sobre este interrogante el Maestro Masaharu Taniguchi aclara que en verdad la Imagen Verdadera del hombre es perfecta y no hay que agregarle nada más, pero si algún espíritu siente necesidad de oraciones en su memoria es porque no ha despertado a la condición de que es realmente un hijo de Dios. (Libro: Mejore su destino orando por sus antepasados, pág. 43) Es como si estuviese hipnotizado.
Hace unos días la televisión mostró un joven que fue hipnotizado y lo sugestionaron a creer que le darían un bombón muy sabroso, pero le dieron limón. Empezó a comer el limón sin sentir nada, pero al despertarlo le pidieron que viese lo que estaba comiendo e inmediatamente puso mala cara, miró malhumorado al señor que lo había hipnotizado y volvió a la platea.
En casa ore apenas a sus antepasados
Muchos espíritus sufren en ilusión profunda en el mundo espiritual. “Conoceréis la Verdad y esta os libertará” dijo Cristo y por ellos no conocer la Verdad y vivir en ilusión, están sufriendo y necesitando que alguien les transmita las palabras de la Verdad de la Vida. Vivir en ilusión los lleva a continuar enfermos en el mundo espiritual del mismo modo que estaban en la Tierra antes de morir, a sentir hambre, sed, miedo de morir (por no saber que el cuerpo carnal ya murió), etc. ¿Y si ellos fuesen nuestros antepasados, parientes o amigos? No podemos negarle socorro. ¡Tenemos que salvarlos! Así ocurrió conmigo, cuando soñé con un amigo que estaba siempre en el almacén de mi padre. En esa época yo ayudaba a mi padre, y ese vecino vivía solo y tenía el apodo de “Cachimbo”. Debido a un problema en una de sus piernas, siempre andaba con un bastón. Por la tarde, yo siempre le llevaba la cena al cuarto donde él vivía.
Veinte años después de haberme mudado de ese barrio, soñé con ese señor y, un día, al llevar a mis padres a pescar, comenté con mi madre: “La semana pasada soñé con Don Cachimbo. Él estaba muy triste, apoyado en su bastón. ¿cómo está él?”. Entonces ella me comunicó que hacía tres meses que había fallecido.
Entendí que él estaba necesitando oraciones y sintiendo hambre. La semana siguiente, en la Academia de Ibiúna-SP, llené un registro espiritual en su nombre y dos días después soñé nuevamente con él, pero, en esta oportunidad, él estaba ante una mesa con abundante comida y su semblante era de mucha alegría. La forma como él apareció ante una mesa llena de comida fue el mensaje que él me transmitió “ahora no paso más hambre porque entendí la Verdad”.
Es común que deseemos orar por un amigo, pero no es conveniente que lo hagamos en casa. Sobre este tema, el libro Mejore su destino orando por sus antepasados explica: “no debemos evocar espíritus que no tienen vínculo con la familia para ofrecerles oración”.
La forma que tenemos para ayudarlos es hacerle un Registro Espiritual para que reciban oraciones en el Santuario Hoozo de la Academia de Ibiúna – SP.
Cuántos amigos y colegas que regresaron al mundo espiritual están sufriendo porque sus familiares no oran por ellos. Si viene a nuestra mente nombres de personas que fallecieron, seguro es porque ellas necesitan oraciones. Si estuviésemos también delante de una situación en la cual es evidente que determinada persona sufre porque algún antepasado está en ilusión ¿por qué no ayudarlo?
La alegría por poder ser útil es muy importante, pues manifestar amor en todos los actos es la necesidad que siente nuestra alma de ser hijos de Dios, que es Amor. Si, en vez de proporcionar alegría a los demás les causamos tristezas, sentiremos también tristeza por contrariar nuestra Naturaleza Divina.
El Maestro Masaharu Taniguchi explica en el libro Mejore su destino orando por sus antepasados, Pág. 79, que cualquier espíritu que recibió las palabras de la Verdad a través de oraciones procura retribuir protegiendo de alguna manera al autor de la oración y sus familiares.
Es realmente gratificante poder ayudar a nuestros antepasados y también a parientes, amigos, colegas que convivieron con nosotros. Me acordé de vecinos y colegas que trabajaron conmigo y se encuentran en el mundo espiritual. Uno de ellos, cuando acompañaba el cortejo de otro amigo en el Cementerio de Araçá, de repente volteé hacia el lado derecho y vi su nombre en la lápida de una tumba. (Yo no sabía que él había sido enterrado en ese cementerio). Fue él quien llamó mi atención. Otros, de los que no recordaba sus respectivos nombres, de pronto vino a mi mente los nombres completos de cada uno en el momento en que llenaba los registros espirituales.
En ese mismo cementerio, después de haber visto la tumba de un colega de trabajo, vi otro, en estado de abandono, de una persona que había sido muy famosa en Brasil y en el mundo: Vicente Ítalo Feola, que fue técnico de la selección de fútbol en 1958, cuando Brasil fue Campeón Mundial por primera vez. Llené un registro para este noble técnico que nos dio tantas alegrías.
Físicamente los registros son pequeños papeles, pero, para ellos el significado es muy grande en el mundo espiritual. La cantidad de espíritus que quisieran ser recordados por sus descendientes, amigos y colegas, es enorme. Millones anhelan esta oportunidad ya que recibirán 5 oraciones por día durante un año, o sea, más de 1825 oraciones realizadas en la Academia de Entrenamiento Espiritual de Ibiúna. Pero, generalmente, permanecen más que 12 meses.
“Manifestar el amor en todos los actos” no es una simple Norma Fundamental, sino una regla de vida.