Palabras de Sabiduría

“… las personas que se dedican a emprendimientos que tienen como objetivo un gran público, deben tener la sensibilidad de captar los cambios de la época, si no lo hacen, no lograrán acompañar el avance de los tiempos.”

Apego y desapego


El Maestro Masaharu Taniguchi siempre se refiere en concientizar la Imagen Verdadera ¿Por qué?

Para desapegarse del yo falso, del yo carnal.
Lo más valioso es la Imagen Verdadera y que la materia no es existencia verdadera. A través de la Meditación Shinsokan sintonizamos con Dios, con el mundo verdadero que ya existe y al sintonizar con este mundo, nos desapegamos del mundo de los cinco sentidos, el mundo de la materia.

A través del desapego a la materia, existencia falsa, dejamos fluir y exteriorizamos nuestro yo verdadero. Para desapegarnos, se debe eliminar el “tiene que ser así”, esa idea somete a la persona a mantener una mente rígida y sufrir por ello.
En la vida cotidiana, muchas veces podemos estar manifestando, de forma inconsciente, vibraciones de apego en relación a cosas y personas, perjudicándonos a nosotros mismos y a la vida de las personas queridas a nuestro alrededor.
Apego, es la inclinación concentrada en determinada persona, quitándole la libertad y perjudicando su desarrollo.
La materia no es existencia verdadera, el cuerpo no es existencia verdadera. Esa comprensión nos conduce a descubrir aquello que existe de verdad. Debemos cambiar la noción acerca de la “existencia” pasando a admitir la “inexistencia” de aquello que creíamos “existente” y reconocer la existencia de aquello que creíamos “inexistente”.
Debemos despertar para el hecho de que, en verdad el cuerpo no existe. El no pasa de la materialización de las vibraciones mentales en constante mutación.El cuerpo carnal es una imagen en constante mutación. Este, nuestro cuerpo, que se transforma incesantemente y no tiene sustancia no es nuestro. Al comprender que nuestro cuerpo no es “existencia verdadera” damos el primer paso para la verdadera libertad.
El cuerpo carnal es un elemento material que ocupa lugar en el espacio y por lo tanto está sujeto a limitaciones impuestas por la materia y por el espacio. Siendo así, el cuerpo carnal llega a ser un obstáculo para la libre acción del “Yo Verdadero”.
Si queremos manifestar plenamente la libertad innata de nuestro “Yo verdadero”, no debemos admitir la existencia de la materia (cuerpo) capaz de impedir esa manifestación. Solamente cuando comprendemos que la materia (cuerpo carnal) es algo que puede ser controlado libremente, nos tornamos capaces de asegurar la libertad de nuestro “Yo verdadero”. (V.V. vol.33 pág. 46)

Apego a la propia cultura, a la nación y a la creencia religiosa.
Despertar para la Verdad de que “el hombre es hijo de Dios” no es solo concientizar apenas la naturaleza divina de sí mismo, sino también comprender que “todas las personas son hijas de Dios” y vivir en armonía con todos amándolos y reverenciándolos.
La verdadera paz mundial nace de la unión, armonía y comprensión mutua entre las personas. Donde no existe unión, armonía y comprensión mutua no es posible el surgimiento del paraíso.
Todo las religiones son buenas; el budismo, cristianismo, islamismo. Llegándose a la esencia de su doctrina, constatamos que la Verdad que ellas predican es una sola. Así como las religiones se identifican en su esencia, también las personas se identifican en su naturaleza Verdadera.


Apego al conyugue.
En las relaciones conyugales, la opresión de la libertad trae resultados negativos. Si el esposo cohíbe la libertad de la esposa (o vice-versa) con reglas o normas excesivamente rígidas, no será posible la verdadera felicidad conyugal. Un matrimonio que vive así, por más que aparente ser feliz, no lo es realmente.Para conseguir una verdadera felicidad conyugal, es necesario que cada uno de los conyugues procure donarse enteramente uno al otro, en vez de intentar oprimir la libertad posesivamente.


Apego a los hijos.
Muchas madres tienen demasiada preocupación con sus hijos y consecuentemente le trasmiten vibraciones mentales de tal sentimiento perjudicado su salud y su destino. Algunas madres son tan aprehensivas que no consiguen dejar a sus hijos fuera del alcance de su vista, ni por un instante, imaginando escenas en que sus hijos están pasando por un accidente, etc. Ellas se inquietan de esa manera porque consideran a sus hijos como hijos del hombre en vez de considerarlos como verdaderos hijos de Dios. Pues quienes los consideran hijos de Dios, los cuidan sin preocupación alguna, pues saben que es Dios quien los está protegiendo. Si alguien piensa que puede mantener a sus hijos vivos por medio de la fuerza humana, hasta sin dormir, no lo conseguirá.
Es la fuerza de Dios que hace que los niños vivan, aún mientras los padres duermen. (V.V. vol. 14, Pedagogía de Seicho-No-Ie pág. 141).


En cuanto a los estudios: si los padres se preocupan demasiado con los estudios de sus hijos afirmando que el niño es poco inteligente, que le cuesta aprender las lecciones, el niño capta las vibraciones de sus padres y por más que se esfuerce no consigue mejorar, debido la aprehensión mental de los padres.


Apego a la carrera profesional.
El espíritu de apego, amarra tanto a la propia persona como al prójimo y crea una situación sin libertad. Si está apegado a algo cohíbe su camino a seguir.Es bueno imaginar, desde niño, lo que va a hacer en el fututo, escoger una profesión y caminar hacia ese ideal. Pero no es bueno apegarse demasiado a eso y pensar que no podrá hacer otra cosa. Cuando no encontramos satisfacción en un trabajo o profesión que no coincide con nuestras habilidades, es importante escoger una profesión, adecuada a cada persona, pero no viva demasiado apegado a esa idea, sin proyectos y esperanzas para el futuro.


Apego en relación a sí mismo.
Muchas veces el apego o las amarras se manifiestan en relación a sí mismo como si estuviera atado con una cuerda, a tal punto de: No gustar de sí mismo, tener complejo de inferioridad, tener sentimiento de auto punición, apego a la enfermedad; Eso ocurre porque no conoce su naturaleza verdadera y creen que su cuerpo carnal es verdadero.
Cuando la persona se concientiza que es hija de Dios, nace dentro de sí la auto confianza y empieza a estimarse y a quererse porque la Vida de Dios se hace presente. Cuando el hombre se apega a sí mismo, a las características físicas, creando obstáculos, no deja fluir el espíritu de alegría, paz y amor como verdaderos hijos de Dios.


Apego a la enfermedad.
Las personas se apegan a las enfermedades, haciéndolas parte de sí, considerándose personas enfermas y con la mente apegada a la idea de enfermedad no deja fluir la verdadera salud infinita que ya existe dentro de ella.


Mente sin apegos.
Debemos vivir con la mente libre, sin apegos a nuestro alrededor, tanto a las personas, tradiciones, fiestas, amigos, a sí mismo, enfermedades, cosas materiales a punto de sufrir con sus cambios, mantener mente flexible y dócil. Cuando el ser humano abandona el apego a sí mismo y a los artificios de la inteligencia humana, él puede recibir todo lo que es necesario para su vida.
No apegarse a la mente humana y si dejar fluir la Mente de Dios. “No soy yo quien lo hace si no que es la Sabiduría de DIOS que se manifiesta.”
No buscar caminos con la mente apegada, el apego aleja a las personas.
Solamente el amor verdadero, libre de apegos, trae la felicidad.

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La Sagrada búsqueda y la peregrinación

De este modo, la humanidad inicia la sagrada búsqueda de Dios y la peregrinación para ir a Su encuentro. Algunos Lo descubren en el budismo, con el nombre de buda; otros en los actos de caridad y en el amor al prójimo, con el nombre de misericordia; otros Lo descubren en la iglesia e intentan entrar en contacto con Él por medio de oraciones hechas en ese recinto. En tanto, existen sectas religiosas en que la fe en Dios o en Buda se distorsiona debido a la influencia de la mente estrecha, exclusivista y dominadora de algunos padres, pastores o monjes que intimidan a los adeptos con palabras tales como: "Si abandonan esta iglesia (o este templo) podrán sucederles terribles desgracias como castigo de Dios (o Buda)". Así, los adeptos de esas sectas, en lugar de encontrar al Dios verdadero, son aprisionados por un "Dios amenazador" y terminan perdiendo la libertad. El Dios verdadero jamás intimida al hombre con amenazas y castigos. Si la persona cree en el castigo o en la venganza de Dios, es porque escogió mal el camino en la búsqueda de Dios.

(Taniguchi, Masaharu; Vivir Junto con Dios, Pág. 47).

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