
En esta fecha, en que se conmemora la navidad, deseo bendecir al hijo de Dios que se aloja en el interior de cada uno de los lectores y encender una luz ante la Fuente de salud y felicidad de todos. Hoy, usted renovó la concientización de hijo de Dios y renació. Dios te bendice y declara: “Hijo mío, Yo te proporciono salud perfecta, pues soy la fuente de la salud; te proporciono paz, pues soy la fuente de la paz; te ofrezco en abundancia todo lo que necesitas, pues soy la fuente de todas las provisiones. Soy Aquel en quien depositas todas tus esperanzas. Por eso, te bendigo y hago que tus deseos se realicen; Soy la luz de tu vivir, el farol que orienta tu vida. Iluminado por Mi luz, a partir de hoy no te perderás ni tropezarás.”
Si usted practica la Meditación Shinsokan y mentaliza con firmeza y repetidamente esas palabras de Dios, tendrá salud, paz y provisión ilimitada, conseguirá la realización de sus deseos y, de ahora en adelante, no te perderás ni tropezarás. Cristo ya renació en cada uno de nosotros.
Propicie el renacimiento del Cristo interior
El verdadero significado de la Navidad es renovar la alegría que sentimos al reconocer que Cristo vive en nosotros. Al concientizarnos de eso nuestra alma se llena de paz, haciéndonos capaces de soportar cualquier prueba y, aunque tropecemos, lograremos levantarnos. Reconocer que Cristo vive en nosotros significa asumir la responsabilidad de cargar la cruz, exactamente como dijo Jesús: “Toma tu cruz y sígueme”. La cruz simboliza la negación del cuerpo carnal, es decir, la concientización de que el cuerpo carnal no existe. Al negar el cuerpo carnal, “predicado en la cruz”, ocurre la resurrección del Cristo interior que es nuestro Yo verdadero. Así como el apóstol Paulo, necesitamos renacer por medio de la concientización “Ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mi”. “No soy yo quien vivo” significa negar el yo físico y tomar la cruz. “Cristo vive en mi” significa concientizarse del Yo verdadero.
Día para eliminar todos los apegos
Hoy es el último día del año; es el día en que debemos colocar en práctica las enseñanzas de Jesús: “Ve, vende lo que tienes, dalos a los pobres” y “Toma tu cruz y sígueme”. “Vende todo lo que tienes” no significa necesariamente que debemos vender los bienes materiales que poseemos. Significa que necesitamos librarnos de todos los “desechos” que contaminan nuestra mente –la visión materialista del hombre, el “sentido común” de la humanidad que cree que la materia es existencia real, la actitud arrogante de los que se enorgullecen de tener algunos conocimientos académicos, la mentalidad monetarista de los que creen que pueden conseguir todo con el dinero- revirtiendo eso a la “nada”. Cuando revertimos todas las cosas materiales a la “nada”, negando hasta el mismo cuerpo carnal, estaremos “tomando la cruz”. La cruz simboliza la muerte y la resurrección, es decir, el aniquilamiento del yo carnal y el surgimiento del Yo verdadero, el ser espiritual, que es hijo de Dios. Jesús enseñó eso con la propia vida.
En este último día del año, libérese totalmente del pasado, de todo concepto materialista que está paralizando su mente, renazca espiritualmente y prepárese mentalmente para renovar, en el año venidero, su vida de hijo de Dios. Junto con todos, intensifico la convicción de que el año nuevo será luminoso, y que lo viviremos con base en la concientización de la Verdad. Agradezco sinceramente a todos los adeptos y lectores que, a lo largo de este año, me enviaron muchas palabras de cariño y vibraciones mentales de amor.
Del libro Vivir junto con Dios
Masaharu Taniguchi